Reto 47 # Y de pronto es un animal

 - Vamos cariño, es hora de levantarse. 

- Mamarrrrrrrrmiau.

- Pero bueno, Dongato, ¿Qué haces en el dormitorio de Jose? Sabes que tienes que dormir abajo, en el salón. 

- Pero mamá, que yo soy Jose, que no soy... ay, ay.

- Vamos, vamos, sal. 

- Jose, tú levántate ya, que vas a llegar tarde al colegio otra vez. 

¿Cómo explicarlo? No hay manera. ¿Qué ha pasado? Nadie lo sabe. El caso es que aquella mañana Jose no era Jose y Dongato no era Dongato. En resumidas cuentas, Jose maullaba y se lamía las patitas mientras Dongato se sentaba a la mesa y se tomaba los cereales. 


¿Cómo explicarlo? No hay manera. ¿Qué ha pasado? Nadie lo sabe. El caso es que aquella mañana Jose no era Jose y Dongato no era Dongato. En resumidas cuentas, Jose maullaba y se lamía las patitas mientras Dongato se sentaba a la mesa y se tomaba los cereales.

Aquella mañana Jose desde su inhumana posición de 30 cm de altura miraba con incredulidad como su madre no dejaba de hacerle carantoñas al que creía su hijo. Dongato lo miraba con cara de orgullo, sabiéndose en una escala superior. Jose se desvivía por hacer entender a su familia que algo iba mal, pero pese a su esfuerzo de su boca gatuna solo salían maullidos. 

- Dongato hoy estás muy raro, ¿no estarás en celo?, tal vez sea buena idea llevarte al veterinario para castrarte. 

¿Estamos locos? Si lo hacen no tendrán nunca nietos. Pero Jose no encuentra la forma de explicarlo. Mientras mira a Dongato tomarse su desayuno como si fuese un niño más oye como en un cuenco le sirven ¡pienso!. Esto es de locos, que nadie piense que va a probarlo. ¡Qué asco!. Bueno, probará uno, pero solo por curiosidad, y porque anoche cenó poco y tiene un poco de hambre. 

- Mamá, ¿puedo tomar otra tostada con jamón? Estoy hambriento. 

Jose se desgañita maullando, intentando decir que no, que no le dé más jamón al gato, que se lo dé a él. Normal que el minino tenga hambre, si es que no le gusta el pienso y ayer dejó su cuenco casi entero. 

Pero nada, ahí que va mamá y le pone al no niño otra tostada con mucho jamón, contenta de que su "hijo" tenga tan buen apetito. 

Un momento, ¿Qué está pasando? Vaya, por Dios. Ahora Jose tiene pipí. ¿Qué puede hacer? Nervioso empieza a dar vueltas de un lado a otro. ¿Sería una locura intentar hacerlo en el inodoro?, ¿Prueba a ver...?. Vale, prueba. Pero para empezar la tapa está bajada, que a mamá le gusta así. Y subirla... subirla es un imposible, a ver si apoyándose un poquito en el bidet... ¡Paaaam! Vaya leche que se ha pegado Jose, su grito-maullido ha sonado en todo el barrio. 

- Mamá, mira Dongato, quiere abrir el inodoro, ¿querrá hacer pipí ahí? jajajjaja. 

Jose habría matado con la mirada a su mascota con, ahora, forma humana. Se supone que eran amigos. Además, a su madre no le gusta nada, si sigue en esa casa es por él y por su padre. Y mira como se lo paga. 

- Pipí en el arenero Dongato. 

El que dice estas palabras no es otro que el propio Dongato hablándole al nuevo Jose. El no niño en cuerpo de gato enfadado saca las uñas y araña al no gato en cuerpo de niño en la pierna. En eso que entra la madre justo a tiempo para presenciar la escena. 

- Pero bueno, Dongato, encima te vuelves agresivo. De esta tarde no pasa que tú y yo visitemos a Vicente en su clínica. 

Ay, ay, ay. Que Vicente es el veterinario... 

- Y corre Jose, que llegamos tarde al colegio. Coge la mochila y toma el bocadillo. Tú Dongato pórtate bien, que como a mi vuelta me encuentre todo esto hecho un desastre no daré lugar a llegar a la clínica de Vicente, sino que arreglaremos cuentas tú y yo en la cocina con mi cuchillo nuevo. 




Comentarios

  1. Ahí dejas al pobre niño, con su forma gatuna...¡lo que va a disfrutar el no niño! El no gato ya puede portarse bien, no sé que será peor: el veterinario ario o la madre y su cuchillo.

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