Reto 34 # Un narrador poco fiable
Qué se debe pensar de una persona que nunca dice la verdad. Y si esa persona te dice directamente que nunca te ha dicho la verdad. ¿La creerías? Yo nunca he dicho la verdad, ¿me crees ahora?. Estoy diagnosticado de mitomanía. También se me conoce como mentiroso patológico o se dice de mí que tengo una pseudología fantástica. A veces digo la verdad, bueno, no, nunca la digo. Ese diagnóstico no me lo dio un médico, me lo dio mi ex-mujer, bueno que era médico, es, es médico, sigue viva y ejerciendo. En realidad es comadrona, una partera de las de toda la vida.
Vivíamos bien, éramos bastante felices. Éramos. Hace unos años empezó a presentar signos de un claro trastorno mental. Creo que se volvió un poco neurótica. Y me culpaba de todo a mí. Por eso nos separamos. No le faltaba de nada conmigo, viajábamos todos los fines de semana, pasábamos las vacaciones en playas paradisíacas. No escatimábamos en gastos, podíamos permitírnoslo. Llevaba la mejor ropa, siempre a la última moda, comíamos en los restaurantes de moda de la ciudad. Nos invitaban a los estrenos de las mejores películas. Yo gano mucho dinero, tengo varias empresas y se me dan bien las inversiones, la gente confía en mí para darle un buen uso a sus ahorros y siempre se los devuelvo multiplicados por dos, por cinco. Tengo ese don.
Pero todo se fastidió, mejor dicho, todo lo fastidió ella, cuando nacieron nuestros hijos. Gemelos. Un niño y una niña. Se llamaban, se llaman, aún viven, Andrés y Ana, como sus padres.
Fue un parto complicado, con dos niños siempre lo es, y mi mujer, mi ex-mujer, lo dio todo. Estaba exhausta y pasó durmiendo las cuatro o cinco horas de después. Mientras tanto, las enfermeras se encargaron de lavar y adecentar a las dos criaturas. Tan pequeños, tan arrugaditos, pero para mí los dos niños más bonitos del mundo. Era felicidad al cuadrado. Llevábamos tiempo buscando tener un bebé y cuando nos dijeron que serían dos lo vi claro, incluso en esto he multiplicado mis ahorros. Entrego mi semilla una vez y se multiplica por dos. Lo que yo diga, un don.
Pasamos una semana en el hospital hasta que los tres estuvieron completamente recuperados. Y fue cuando estábamos cargando los dos nidos en el coche familiar cuando empezó todo.
¡Que no eran sus hijos! empezó a gritar la muy loca. Los había parido hacía una semana, cómo no iban a a ser suyos. Y míos. Que se los habían cambiado, que una madre no se equivocaba en estas cosas, que si donde estaba yo, que por qué no hacía nada. Completamente ida. Bochornoso.
Y de vuelta al hospital cargando cada uno con un bebé, a saber de quien y la loca gritando como una poseída. Llamando a las enfermeras que nos habían atendido, que quería una muestra de ADN. Yo quería que la tierra me tragase. Entramos como personas respetadas y nos iban a echar como dos perturbados, sobre todo ella, claro, yo en todo momento guardé la compostura.
Le tuvieron que dar incluso una pastilla para calmarla, ¡cómo no estaría la cosa! Llegó el médico, varias enfermeras, y ahí, como pude les expliqué que mi mujer no estaba bien, que se le había volcado el juicio desde que era madre, que no le hicieran mucho caso y que ya se les pasaría.
El médico me miraba muy extrañado y muy serio. Se estaría compadeciendo de mí. Supongo que para no dar mucho más espectáculo me llevó a su despacho, cerró la puerta tras de mí y me invitó a sentarme. Le hice caso y lo soltó a bocajarro, ¡Que yo había robado los bebés!, ¡Que los había cambiado por otros dos que no eran mis hijos!, ¡Qué lo habían grabado las cámaras de seguridad que vigilan a los recién nacidos en la sala nido y además un enfermero me vio cambiar las pulseras identificativas!. Pero que desfachatez, todos locos a mi alrededor. Igual y habíamos ingresado en un centro de salud mental en vez de en un hospital de maternidad..
Sobra decir que me separé de mi mujer esa misma semana y que las pruebas de ADN confirmaron que alguien nos había cambiado a los bebés. Mi ex mujer continúa loca, ida, aún no se ha curado y ahora ustedes me acusan aquí de algo que yo no he hecho. Que yo no cambié los bebés, que os estoy diciendo la verdad, esta vez sí, esta vez es verdad.
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