Reto 29 # Una llamada que sale muy mal

Estaba terminando de tomar el primer café de la mañana cuando sonó el teléfono. Sin mucha prisa descolgó el auricular y preguntó con voz adormilada: "¿Quién es?".

- Buenas tardes, ¿hablo con el titular de la línea?.

- No, lo siento, soy su mujer, pero dígame igual y le puedo ayudar.

- Bien, mi nombre es Juan Carlos, le llamo de Timafone para ofrecerle un cambio de tarifa que no me podrá rechazar. ¿Cómo es su nombre para poder dirigirme a usted con más familiaridad?.

- ¿Juan Carlos?, ¿Eres tú?.

-¿Disculpe señora?.

- Juan Carlos soy yo, Elena. ¿Se puede saber qué haces llamándome desde una centralita de Timofone?.

- No, no, se equivoca, señora. Solo llamo para informarle...

- Cállate Juan Carlos, llevamos casados quince años, conozco tu voz.

- No señora...

- Ni señora, ni señoro. ¿Quieres que llame a tu supuesto trabajo en el banco para hablar contigo?

- Está bien Elena, lo siento, no sé cómo ha pasado esto, no controlo los números a los que llamo, todo lo controla un ordenador, aún estoy aprendiendo a manejarme en el puesto y...

- ¿Cuánto tiempo llevas engañándome Juan Carlos?.

- Elena, lo siento tanto. De verdad, deja que llegue a casa y te lo explique, por favor. 

- No, no, creo que me merezco una explicación, y la quiero ahora. 

Abatido Juan Carlos no tuvo más remedio que contar a su mujer cómo había sido despedido por un error en el banco en el que trabajaba, fue presa de una estafa telefónica, en la que suplantaron la identidad y la voz de su jefe mediante un moderno y sofisticado sistema informático y le pidieron una transferencia de demasiados ceros para hacerla sin una confirmación escrita previamente. Y la hizo. Y ese fue su error. Y la razón de su despido.

De aquello ya hacía dos años. Desde entonces había vagado por pizzerías, bares, bazares e incluso una portería de un edificio cercano a su casa. Hasta que había encontrado aquel trabajo que le permitía discreción y anonimato. 

Pero esa llamada... esa llamada lo había estropeado todo. Cuando se retiró el auricular pudo contemplar la cara atónita de todos sus compañeros de sala que lo miraban sin articular palabra. Por suerte todos volvieron rápidamente a su puesto de trabajo. Por desgracia lo hicieron porque el jefe acababa de irrumpir en la habitación. Por mayor desastre para él se dirigió directamente hacia su persona y su cara no hacía presagiar nada bueno. 

Aquella llamada había sido grabada. Él aún estaba en periodo de pruebas y querían controlar su rendimiento. 

Al salir a la calle, cogió su móvil y lo tiró lo más lejos que le permitió su brazo. Su vida se había desmoronado, pero ni una llamada más acabaría con él.

Comentarios

Entradas populares