Reto 7 # Relato fantástico

¿Y si pudieras hacer realidad cualquier cosa con solo escribirlo?, ¿Y si todos los cuentos de hadas que garabateabas de pequeño cobrasen vida?... Piénsalo... ¿Y si con solo escribir que tu jefe te sube el sueldo sucediese?... Tan solo necesitas un lápiz mágico que haga realidad cualquier deseo que con él escribas. Un lápiz que funcione como una barita mágica, que agite su grafito para derrochar magia en cada trazo. Solo una pega: no se puede cambiar el pasado, no puedes deshacer nada que hayas escrito. No se puede volver atrás.
El problema podría venir si ese lápiz cayese en las manos equivocadas, en manos de quien no supiera darle un uso... llamémosle ético. Claro que pensarás que no debe caer en ninguna persona egoísta, en ningún político ni mandatario importante. Que no debe caer en alguien malo, ruin o envidioso. ¿En quién entonces? Tal vez la persona idónea sería alguien de corazón puro, que lo usase para hacer el bien, alguien altruista, generoso y bondadoso. Alguien con buenas ideas, porque ¿Para qué quieres una herramienta así si no tienes ideas que escribir? Y tiene que ser alguien inteligente, claro, no se puede dejar ese lápiz a alguien con buen corazón pero falto de intelecto.

¿Y si ahora te dijese que ese lápiz existe?, ¿Lo querrías? ... Yo lo quise, y yo lo tuve...  Me creía ese tipo de gente que tiene principios, que es íntegro, capaz de discernir entre el bien y el mal, capaz de manejar los hilos de vidas ajenas a mi antojo, porque pensaba que lo hacía por el bien de los demás, porque pensaba que era lo que había que hacer... pero me equivoqué.
Y sí, empecé a hacer cosas inofensivas -o al menos así lo juzgué yo - como  subirme el sueldo. Esa simple hazaña provocó el odio y la repulsa de mis compañeros de trabajo. No entendían -y con razón - por qué si desempeñábamos la misma labor yo ganaba tres veces más. Sí, ya que me subía el sueldo lo hice a lo grande. Entre aquellos compañeros de trabajo había amigos, que pronto dejaron de serlo. Intentando encomendar el entuerto escribí, pedí, una subida de sueldo para todos; pero no tuve en cuenta que los ingresos de la empresa no eran tan cuantiosos, por lo que entró en bancarrota y cerró, dejando sin trabajo a más de cuarenta personas. Escribí entonces que sería rico, que no necesitaría trabajar, y así sucedió. Mi familia, envuelta en lujos y placeres se volvía cada vez más vanidosa, cada vez más egoísta. Me cansé de ellos, acabé por abandonarlos y reescribí para mí una familia perfecta: una mujer despampanante, dos hijos inteligentes y educados... y aburridos, eran muy aburridos. También los abandoné. Empecé a vivir solo, viajaba por el mundo, conocía a muchísima gente y hablaba en miles de idiomas. Me encantaba. Tenía un yate en cada puerto, aviones privados, limusinas enormes solo para mí, pero me di cuenta de que no tenía amigos. Cree a varios de ellos, pero me increpaban por mi modo de vida tan frívolo y superficial, así que reescribí otros dos que siempre estuvieran encantados con mi forma de ser, con todo lo que hacía y todo cuanto decía... y me resultó tan aburrido que también decidí prescindir de ellos. Pasaron años así, un ir y venir de aquí para allá, solo, vacío, tan pobre que solo tenía dinero... me sentía cansado, abatido, mi lápiz cada vez era más pequeño, tenía que pensar bien qué quería seguir escribiendo con él pues la mina se acababa. Nunca ayudé a los demás, solo pensé en mí. Aquellas ideas de solucionar guerras, hambrunas y miseria quedaron en el olvido. Ya lo solucionará otro. Eso es cosa de los gobiernos. No me voy a meter en eso. Cada uno que cuide de sí mismo. Entonces lo tuve claro, de repente y como si de una revelación se tratase supe lo que tenía que hacer: quería mi antigua vida, quería mi trabajo, mi sueldo modesto, mi familia perfectamente imperfecta, mi mujer, mi compañera de vida... Lástima que ese lápiz no tenía goma de borrar, lástima que solo se podía escribir sobre el futuro y nada del pasado volver a remover.

Comentarios

Entradas populares